El buen samaritano en Lucas 10:30: Ejemplo de amor y compasión
El pasaje del buen samaritano en el Evangelio de Lucas es uno de los relatos más conocidos y apreciados en la tradición cristiana. Este relato, que se encuentra en el capítulo 10, versículos 30-37, presenta una enseñanza fundamental sobre el amor y la compasión hacia el prójimo.
Exploraremos en detalle la parábola del buen samaritano y analizaremos su significado y relevancia para nuestra vida cotidiana como seguidores de Jesucristo. Veremos cómo este relato nos desafía a amar y cuidar a aquellos que están en necesidad, sin importar su origen étnico, religión o estatus social. Además, reflexionaremos sobre las lecciones prácticas que podemos aplicar en nuestra vida diaria para seguir el ejemplo del buen samaritano y ser instrumentos de amor y compasión en nuestro entorno.
- El buen samaritano es un ejemplo de amor y compasión en la parábola de Lucas 10:30
- La parábola nos enseña a ser compasivos y ayudar a los demás
- El buen samaritano muestra que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos
- La historia nos desafía a superar nuestros prejuicios y ayudar a aquellos que están en necesidad
- El buen samaritano nos llama a actuar y no solo a hablar de amor y compasión
- La parábola nos recuerda que todos somos llamados a ser buenos samaritanos en nuestras vidas
- El amor y la compasión son fundamentales para vivir una vida plena y significativa
- La historia del buen samaritano nos invita a reflexionar sobre nuestro compromiso con los demás
- Ser un buen samaritano implica estar dispuesto a sacrificar tiempo y recursos por el bienestar de los demás
- La parábola nos desafía a ser proactivos en nuestro amor y compasión hacia los demás
- Preguntas frecuentes
El buen samaritano es un ejemplo de amor y compasión en la parábola de Lucas 10:30
En el Evangelio según Lucas, encontramos una de las parábolas más conocidas y queridas por todos los creyentes: la parábola del buen samaritano. Esta historia es contada por Jesús en respuesta a la pregunta de un experto en la ley que buscaba justificar sus acciones y saber quién era su prójimo.
La parábola comienza con un hombre que es asaltado y dejado medio muerto al costado del camino. A medida que pasan un sacerdote y un levita, ambos líderes religiosos, deciden ignorar al hombre herido y continúan su camino sin prestarle ayuda.
Es entonces cuando aparece el protagonista de la historia, un samaritano. Para entender la importancia de este detalle, es necesario tener en cuenta que en esa época existía una gran enemistad entre los judíos y los samaritanos.
El samaritano, a pesar de las diferencias culturales y religiosas, decide detenerse y ayudar al hombre herido. No solo le brinda primeros auxilios, sino que también lo lleva a una posada y paga por su alojamiento y cuidado. El samaritano muestra un amor y compasión extraordinarios hacia alguien que, según los estándares sociales de la época, era considerado su enemigo.
Esta parábola nos enseña una lección fundamental: el amor y la compasión no conocen de fronteras, diferencias culturales o religiosas. El buen samaritano nos muestra que nuestro prójimo es cualquier persona que necesite de nuestra ayuda, sin importar su origen, raza o creencias.
Además, esta historia nos alienta a ser proactivos en nuestro servicio hacia los demás. No podemos simplemente pasar de largo ante el sufrimiento ajeno, sino que debemos comprometernos y actuar en beneficio de aquellos que lo necesitan.
El ejemplo del buen samaritano es una llamada a la reflexión y a la acción. Nos desafía a ser agentes de cambio en un mundo lleno de injusticia y desigualdad. Nos invita a amar y servir a los demás sin condiciones ni prejuicios.
La parábola del buen samaritano nos muestra el verdadero significado del amor y la compasión. Nos enseña que todos somos llamados a ser buenos samaritanos en nuestro diario vivir, ayudando a aquellos que lo necesitan y demostrando un amor incondicional hacia nuestro prójimo.
La parábola nos enseña a ser compasivos y ayudar a los demás
En el evangelio de Lucas 10:30-37, encontramos la famosa parábola del buen samaritano. Esta historia es contada por Jesús en respuesta a la pregunta de un experto en la ley que quería saber quién es su prójimo y cómo debe amarlo.
La parábola comienza con un hombre que es asaltado y dejado medio muerto en el camino. Pasan un sacerdote y un levita, dos personas consideradas religiosas y piadosas, pero ambos deciden pasar de largo y no ayudar al herido.
Es en este punto cuando aparece el buen samaritano. A pesar de ser un grupo étnico y religioso odiado por los judíos, este hombre se acerca al herido, lo cuida, lo viste y lo lleva a una posada para que sea atendido. Incluso paga por sus gastos y promete volver para comprobar su recuperación.
Esta parábola nos enseña una valiosa lección sobre el amor y la compasión. Jesús nos muestra que nuestro prójimo no solo se limita a las personas de nuestra misma religión, raza o nacionalidad, sino que abarca a todos los seres humanos.
El buen samaritano nos enseña que debemos:
Relacionado:Maneras de expresar gratitud en la Iglesia: prácticas y consejos- Mostrar compasión hacia los demás, sin importar quiénes sean.
- Tomar acción y ayudar a aquellos que están en necesidad.
- No permitir que prejuicios o estereotipos nos impidan hacer el bien.
- Ofrecer nuestro tiempo, recursos y apoyo para ayudar a los demás.
La parábola del buen samaritano nos desafía a ser personas compasivas y a demostrar amor práctico hacia aquellos que nos rodean. Nos invita a romper barreras y prejuicios, y a ser ejemplo de bondad y generosidad en un mundo cada vez más necesitado de amor y compasión.
El buen samaritano muestra que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos
En el evangelio de Lucas, en el capítulo 10, versículo 25-37, encontramos una de las parábolas más conocidas y poderosas de Jesús: la parábola del buen samaritano. Esta parábola nos enseña una lección fundamental sobre el amor y la compasión hacia nuestro prójimo.
Contexto de la parábola
La parábola del buen samaritano surge como respuesta a una pregunta planteada a Jesús por un experto en la ley, quien le preguntó qué debía hacer para heredar la vida eterna. Jesús le responde preguntándole qué está escrito en la ley y cómo la interpreta. El experto en la ley responde correctamente citando el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo.
La parábola del buen samaritano
Para ilustrar la importancia del amor y la compasión hacia nuestro prójimo, Jesús narra la parábola del buen samaritano. En esta historia, un hombre es asaltado y dejado medio muerto al costado del camino. Un sacerdote y un levita pasan por el mismo lugar, pero deciden no ayudar al hombre herido. Sin embargo, un samaritano, a pesar de ser considerado un enemigo por los judíos, se compadece del hombre y decide ayudarlo.
Lecciones de la parábola
Esta parábola nos enseña varias lecciones valiosas. En primer lugar, nos muestra que el amor y la compasión no conocen de barreras sociales, raciales o religiosas. El samaritano, a pesar de ser considerado un enemigo, demuestra un amor desinteresado y sacrificial hacia el hombre herido.
Además, la parábola nos reta a poner en práctica el mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. No es suficiente conocer teóricamente este mandamiento, sino que debemos vivirlo en nuestras acciones diarias, mostrando amor y compasión hacia aquellos que nos rodean.
Otra lección importante es que el verdadero amor y compasión implican sacrificio. El samaritano no solo se detiene a ayudar al hombre herido, sino que también invierte tiempo y recursos para asegurarse de que reciba la atención y cuidado necesario.
La parábola del buen samaritano es un recordatorio poderoso de la importancia de amar y mostrar compasión hacia nuestro prójimo. Nos desafía a trascender las barreras sociales y a vivir el mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. En un mundo lleno de injusticias y necesidades, esta parábola nos insta a ser agentes de cambio, dispuestos a sacrificar nuestro tiempo y recursos por el bienestar de los demás.
La historia nos desafía a superar nuestros prejuicios y ayudar a aquellos que están en necesidad
En el capítulo 10 del evangelio de Lucas, encontramos la conocida parábola del buen samaritano. Esta historia se presenta como una respuesta de Jesús a la pregunta de un experto en la ley que quería saber cómo heredar la vida eterna.
La parábola relata cómo un hombre judío fue asaltado y dejado medio muerto al borde del camino. A medida que pasaban un sacerdote y un levita, ambos líderes religiosos, ignoraron al hombre y continuaron su camino. Sin embargo, un samaritano, un grupo étnico considerado enemigo por los judíos, se acercó y mostró compasión hacia el herido.
Este samaritano no solo se detuvo para ayudar al hombre, sino que también se ocupó personalmente de sus necesidades. Lo vendó, lo llevó a una posada y pagó por su cuidado. Mostró un amor y una compasión práctica que superó cualquier barrera cultural o religiosa.
Esta historia nos desafía a examinar nuestros propios prejuicios y a superarlos para ayudar a aquellos que están en necesidad. A menudo, estamos tan enfocados en nuestras propias vidas y en nuestras propias preocupaciones que podemos pasar por alto a las personas que necesitan nuestra ayuda.
El buen samaritano nos enseña que el amor y la compasión no deben limitarse a aquellos que son similares a nosotros, sino que deben extenderse a todos los seres humanos, sin importar su origen étnico, religión o posición social. Debemos estar dispuestos a detenernos y brindar ayuda a aquellos que lo necesitan, incluso si eso significa salir de nuestra zona de confort o enfrentar críticas y juicios de los demás.
En la parábola, Jesús concluye preguntando al experto en la ley quién fue el prójimo del hombre asaltado. El experto responde: "El que tuvo misericordia de él". Jesús le dice entonces que vaya y haga lo mismo.
Esta historia nos recuerda que el amor y la compasión son acciones concretas, no solo sentimientos. No basta con sentir lástima por los demás, sino que debemos actuar en consecuencia y ayudar de manera práctica. El buen samaritano nos muestra un ejemplo claro de cómo debemos tratar a nuestros semejantes y cómo debemos amar al prójimo como a nosotros mismos.
Relacionado:Los libros gnósticos más importantes y sus enseñanzas esencialesEl buen samaritano nos llama a actuar y no solo a hablar de amor y compasión
En el pasaje bíblico de Lucas 10:30-37, Jesús cuenta la famosa parábola del buen samaritano para enseñarnos una lección importante sobre el amor y la compasión hacia los demás.
En esta historia, un hombre judío es asaltado y dejado medio muerto al borde del camino. Tanto un sacerdote como un levita pasan junto a él sin detenerse a ayudarlo, pero un samaritano, a quien los judíos consideraban enemigos, se compadece de él y decide socorrerlo.
Esta parábola nos muestra que el amor y la compasión no son meras palabras, sino acciones concretas. El buen samaritano no solo se compadece del hombre herido, sino que también se detiene, lo cura, lo viste, lo lleva a una posada y paga por su cuidado. Su compasión va más allá de un sentimiento, se convierte en una ayuda real y tangible.
En nuestra sociedad actual, a menudo hablamos de amor y compasión, pero ¿cuántas veces realmente actuamos de acuerdo con esas palabras? Es fácil decir que amamos a nuestros semejantes, pero es mucho más difícil demostrarlo con nuestros actos.
El ejemplo del buen samaritano nos desafía a ir más allá de las palabras y a poner en práctica el amor y la compasión en nuestras vidas diarias. Nos llama a ayudar a aquellos que están en necesidad, a mostrar misericordia a los que sufren y a estar dispuestos a sacrificar nuestro tiempo, recursos y comodidad por el bienestar de los demás.
Además, esta parábola nos enseña que el amor y la compasión no conocen de fronteras ni de prejuicios. El buen samaritano no se fija en las diferencias religiosas o culturales, sino que se acerca a alguien que necesita ayuda sin importar quién sea.
El buen samaritano nos recuerda que el amor y la compasión no son solo palabras vacías, sino acciones concretas. Nos desafía a actuar y no solo a hablar, a ser compasivos y a ayudar a los demás en sus momentos de necesidad. Sigamos el ejemplo del buen samaritano y hagamos una diferencia en este mundo con nuestro amor y compasión.
La parábola nos recuerda que todos somos llamados a ser buenos samaritanos en nuestras vidas
La parábola del buen samaritano, narrada en Lucas 10:30-37, es una de las enseñanzas más conocidas y significativas de Jesús. Esta historia poderosa nos recuerda la importancia de amar y mostrar compasión hacia nuestros semejantes, sin importar su origen, religión o condición social.
En la parábola, Jesús cuenta cómo un hombre fue asaltado y dejado medio muerto al costado del camino. Tanto un sacerdote como un levita pasaron junto a él, pero lo ignoraron y continuaron su camino. Sin embargo, un samaritano, a pesar de ser considerado un enemigo por los judíos, se compadeció del herido y decidió ayudarlo.
El samaritano curó las heridas del hombre, lo cargó sobre su propia bestia y lo llevó a una posada para que recibiera atención médica. Además, pagó por su cuidado y prometió volver para asegurarse de que estuviera bien. A través de esta parábola, Jesús enseñó que el verdadero prójimo es aquel que muestra misericordia y compasión, sin importar las barreras sociales o culturales.
Lecciones que podemos aprender de la parábola del buen samaritano:
- 1. Amar a nuestro prójimo: La parábola nos enseña que debemos amar y cuidar a nuestros semejantes, incluso a aquellos que son considerados nuestros enemigos.
- 2. Actuar con compasión: El samaritano demostró compasión hacia el hombre herido, mostrando que debemos estar dispuestos a ayudar a los necesitados sin importar las circunstancias.
- 3. Superar barreras sociales: A pesar de las tensiones y prejuicios sociales entre judíos y samaritanos, el buen samaritano no dejó que esto le impidiera ayudar a alguien en necesidad. Nos enseña a superar nuestras propias barreras y prejuicios para mostrar amor y compasión.
- 4. Tomar acción: La parábola nos desafía a no solo sentir compasión, sino también a tomar acción y ayudar a aquellos que necesitan nuestro apoyo.
La parábola del buen samaritano nos recuerda que todos somos llamados a ser buenos samaritanos en nuestras vidas. Debemos amar a nuestro prójimo, mostrar compasión y superar las barreras sociales para brindar ayuda a aquellos que lo necesitan. Siguiendo el ejemplo de Jesús, podemos ser instrumentos de amor y compasión en un mundo necesitado.
El amor y la compasión son fundamentales para vivir una vida plena y significativa
En el evangelio de Lucas, encontramos una de las parábolas más conocidas y significativas de Jesús: la parábola del buen samaritano. Esta historia, narrada en el capítulo 10, versículos del 30 al 37, nos enseña una valiosa lección sobre el amor y la compasión.
Contexto de la parábola
Antes de adentrarnos en la parábola en sí, es importante entender el contexto en el que Jesús la contó. Un experto en la ley se acerca a Jesús y le pregunta qué debe hacer para heredar la vida eterna. Jesús, en su característica sabiduría, le responde con una pregunta: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la lees?" (Lucas 10:26).
El experto en la ley responde citando el gran mandamiento: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Jesús le dice entonces que ha respondido correctamente y le anima a vivir de acuerdo con esos mandamientos (Lucas 10:27).
La parábola del buen samaritano
Después de la respuesta del experto en la ley, Jesús cuenta la parábola del buen samaritano para ilustrar quién es nuestro prójimo y cómo debemos amarlos. La historia narra cómo un hombre es asaltado y dejado medio muerto al costado del camino. Tanto un sacerdote como un levita pasan por el mismo lugar, pero deciden no ayudar al hombre herido.
Relacionado:Guía completa de asanas en yoga: tipos y técnicas para practicarFinalmente, un samaritano, un hombre que era considerado un enemigo por los judíos, se acerca al hombre herido y se compadece de él. El samaritano le cura las heridas, lo lleva a una posada y paga por su alojamiento y cuidado. Jesús concluye la parábola preguntándole al experto en la ley quién de estos tres fue el prójimo del hombre asaltado.
Lección de amor y compasión
La parábola del buen samaritano nos enseña que el amor y la compasión no conocen de fronteras, prejuicios ni enemistades. En lugar de enfocarnos en quién es nuestro prójimo, debemos preguntarnos cómo podemos ser buenos prójimos para aquellos que están en necesidad.
El buen samaritano no solo tuvo compasión por el hombre herido, sino que también actuó en consecuencia. Su amor no fue solamente un sentimiento, sino que se manifestó en acciones concretas. Nos reta a amar de la misma manera: a estar dispuestos a ayudar y cuidar a los que nos rodean, incluso a aquellos a quienes consideramos nuestros enemigos.
El mensaje central de esta parábola es que el amor y la compasión son fundamentales para vivir una vida plena y significativa. Jesús nos invita a amar y cuidar de los demás sin importar quiénes sean, qué hayan hecho o qué diferencias tengamos. Al vivir de esta manera, estamos siguiendo el ejemplo de Jesús y viviendo de acuerdo con los mandamientos más importantes: amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
La historia del buen samaritano nos invita a reflexionar sobre nuestro compromiso con los demás
En el evangelio de Lucas, encontramos la historia del buen samaritano, un relato que nos enseña una lección valiosa sobre el amor y la compasión hacia los demás. Este pasaje nos desafía a examinar nuestras actitudes y acciones hacia aquellos que están en necesidad.
El contexto de la parábola
La historia del buen samaritano es contada en respuesta a la pregunta de un experto en la ley que buscaba justificar su falta de amor hacia ciertos grupos de personas. Jesús, en lugar de responder directamente a su pregunta, decide contarle una parábola para ilustrar su punto.
El viaje del hombre herido
La parábola relata la historia de un hombre que es asaltado por ladrones mientras viaja de Jerusalén a Jericó. Es golpeado, despojado de sus pertenencias y dejado medio muerto al lado del camino. A lo largo del relato, Jesús menciona que un sacerdote y un levita pasan por el mismo camino, pero deciden ignorar al hombre herido y continúan su camino.
Es importante destacar que tanto el sacerdote como el levita eran considerados personas religiosas y respetadas en la sociedad. Sin embargo, su falta de compasión y amor hacia el hombre herido muestra que su religiosidad no se traducía en acciones concretas.
La intervención del samaritano
En contraste con el sacerdote y el levita, un samaritano pasa por el mismo camino y, al ver al hombre herido, se compadece de él. El samaritano se acerca, le cura las heridas, lo lleva a una posada y paga por su cuidado. A través de esta historia, Jesús desafía las creencias y prejuicios de aquellos que escuchaban, al mostrar que incluso aquellos considerados "enemigos" pueden demostrar verdadero amor y compasión.
La lección del buen samaritano
La parábola del buen samaritano nos enseña que el amor y la compasión no deben tener límites o restricciones. No importa nuestra posición social, religión o raza, todos debemos estar dispuestos a ayudar y mostrar amor hacia aquellos que están en necesidad. El buen samaritano nos reta a amar a nuestro prójimo sin importar quiénes sean o cómo se vean.
La historia del buen samaritano nos recuerda la importancia de la compasión y el amor incondicional hacia los demás. Nos desafía a evaluar nuestras actitudes y acciones hacia aquellos que están en necesidad, y nos anima a ser como el samaritano, dispuestos a ayudar y mostrar amor a todos los que encontramos en nuestro camino.
Ser un buen samaritano implica estar dispuesto a sacrificar tiempo y recursos por el bienestar de los demás
En el pasaje del buen samaritano en Lucas 10:30-37, Jesús nos presenta un ejemplo poderoso de amor y compasión. Esta historia es una lección atemporal que nos desafía a ser generosos y serviciales con aquellos que están en necesidad.
El relato comienza con un experto en la ley que, para poner a prueba a Jesús, le pregunta qué debe hacer para heredar la vida eterna. Jesús, en su sabiduría, le responde con una pregunta: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?" (Lucas 10:26). El experto responde citando el mandamiento de amar a Dios y al prójimo.
El experto en la ley busca entonces definir quién es su prójimo, y Jesús responde contando la parábola del buen samaritano. En esta historia, un hombre es asaltado y dejado medio muerto en el camino. Pasan un sacerdote y un levita, ambos religiosos, pero evitan ayudar al hombre necesitado. Sin embargo, un samaritano, un miembro de un grupo étnico considerado enemigo por los judíos, se compadece y decide ayudar al hombre.
El samaritano atiende las heridas del hombre, lo carga en su propia bestia y lo lleva a una posada donde lo cuida y paga por su estadía. Al día siguiente, el samaritano le da dinero al posadero y le pide que cuide al herido hasta su regreso.
Relacionado:La impermanencia en la filosofía budista: una reflexión profundaEsta parábola nos enseña varias lecciones importantes. En primer lugar, nos muestra que el amor y la compasión no conocen fronteras ni prejuicios. El samaritano, a pesar de las diferencias culturales y religiosas, se acerca al hombre necesitado y ofrece su ayuda sin reservas.
En segundo lugar, la parábola nos desafía a superar nuestra propia comodidad y apatía. Tanto el sacerdote como el levita evitan al herido, quizás por temor a contaminarse o por falta de interés. Sin embargo, el samaritano está dispuesto a sacrificar su tiempo y recursos para cuidar a un extraño.
Por último, esta historia nos llama a ser prácticos en nuestro amor por el prójimo. El buen samaritano no solo se compadece del herido, sino que también toma medidas concretas para ayudarlo. Él cuida de sus heridas, lo transporta a un lugar seguro y se asegura de que reciba la atención necesaria.
En definitiva, el buen samaritano en Lucas 10:30-37 nos muestra el verdadero significado del amor y la compasión. Ser un buen samaritano implica estar dispuesto a sacrificar tiempo y recursos por el bienestar de los demás. Nos desafía a superar nuestras barreras mentales y a actuar de manera práctica en nuestro servicio a los demás.
La parábola nos desafía a ser proactivos en nuestro amor y compasión hacia los demás
La parábola del buen samaritano, narrada en Lucas 10:30-37, es un poderoso ejemplo de amor y compasión hacia los demás. En esta historia, Jesús relata cómo un hombre fue asaltado y dejado medio muerto a un lado del camino. A medida que diferentes personas pasaban por su lado, ninguno se detuvo a ayudar, excepto un samaritano.
El samaritano, a pesar de ser visto como un enemigo por los judíos, demostró un amor y compasión desinteresados hacia el hombre herido. No solo se detuvo a ayudarlo, sino que también lo cuidó, lo vendó y lo llevó a una posada para que recibiera atención médica adecuada.
Esta parábola nos enseña que el amor y la compasión no deben ser reactivos, sino proactivos. No debemos esperar a que alguien esté en una situación desesperada para mostrar nuestro amor y compasión, sino que debemos estar dispuestos a ayudar en todo momento.
El buen samaritano nos desafía a:
- Tener ojos y oídos atentos a las necesidades de los demás.
- Superar prejuicios y estereotipos para amar a todos por igual.
- Tomar acción y no simplemente pasar de largo cuando vemos a alguien en necesidad.
- Brindar apoyo y cuidado a quienes lo necesitan, sin importar su origen o circunstancias.
Esta parábola nos recuerda que el amor y la compasión son fundamentales en nuestra vida como seguidores de Jesús. No podemos limitar nuestro amor solo a aquellos que nos agradan o que nos benefician de alguna manera, sino que debemos amar a todos, incluso a aquellos que son considerados nuestros enemigos.
El ejemplo del buen samaritano nos desafía a salir de nuestra zona de confort y mostrar amor y compasión de manera activa y constante. Debemos estar dispuestos a sacrificar nuestro tiempo, recursos y comodidad por el bienestar de los demás.
La parábola del buen samaritano nos llama a ser proactivos en nuestro amor y compasión hacia los demás. Debemos estar dispuestos a ayudar en todo momento, sin importar quién sea la persona o cuál sea su situación. Siguiendo el ejemplo de Jesús, podemos marcar la diferencia en la vida de aquellos que nos rodean y demostrar el verdadero significado del amor y la compasión.
Preguntas frecuentes
1. ¿Quién es el buen samaritano en Lucas 10:30?
El buen samaritano es un personaje de una parábola enseñada por Jesús en el Evangelio de Lucas.
2. ¿Qué representa el buen samaritano en la parábola?
El buen samaritano representa a alguien que muestra amor y compasión hacia los demás, sin importar su origen o condición.
3. ¿Cuál es el mensaje principal de la parábola del buen samaritano?
Relacionado:El mensaje de Jesús para Israel: amor, arrepentimiento y salvaciónEl mensaje principal es que debemos amar y ayudar a nuestro prójimo, sin importar quiénes sean o cómo sean.
4. ¿Cómo podemos aplicar el mensaje de la parábola del buen samaritano en nuestra vida diaria?
Podemos aplicar el mensaje siendo compasivos y dispuestos a ayudar a quienes lo necesiten, sin importar nuestras diferencias.
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